Ciclos y Arquetipos femeninos
- Ishqpro
- 14 may 2019
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Desde la antigüedad la mujer ha desempeñado actividades de mucha trascendencia, pero se puede decir, que gracias a ellas, la vida del sedentarismo fue posible, debido a la observación y su interacción con los fenómenos de la naturaleza.
Las mujeres obtuvieron grandes saberes, que les otorgaron mucho poder y que culminaron con la creación de la agricultura, las artes, la administración y la creación de la religión, entendiendo esta última, como la reunión de personas con un objetivo en común, que dadas las condiciones de aquel tiempo, era única y exclusivamente la de preservar la vida, brindándose amor y protección entre ellas, desarrollando el erotismo y la sexualidad, asumiendo una postura de autosuficiencia y de poder personal, ya que los hombres se ausentaban por periodos muy largos para cazar y proveer de lo necesario, desarrollando otras cualidades, distintas, pero complementarias a las de la mujer.
Desde el punto vista energético, es una energía de polaridad Yin, energía con fuerza centrípeta; que va de lo externo a lo interno, de la luz a la oscuridad, de lo micro a lo macro, de la unidireccionalidad a las múltiples posibilidades; de ahí que las mujeres pueden hacer varias cosas a la vez, de lo estable a lo cambiante, de lo no creado a lo creado, del sol a la luna y la tierra, de la idea a la materialización, de la proyección a la receptividad, de la razón a los sentimientos y a la intuición; motivo por el cual, poseen una conexión especial con el cosmos, la naturaleza y sus ritmos.
Es así, como todas las culturas de distintos puntos geográficos coinciden con la mujer, como diosa, creadora, sacerdotisa, santa o señora de la tierra, de la luna, de la fertilidad, del amor, de las artes y de la creación.
La naturaleza femenina es cambiante y queda a expensas de los estímulos intrínsecos y extrínsecos. Se sabe que el periodo hormonal de una mujer dura 28-32 días aproximadamente, el cual está dividido en cuatro etapas, fractal de las 4 estaciones del año, de los 4 puntos cardinales, los 4 estados de la materia (plasma ,solido, liquido, gaseoso) los 4 elementos y por supuesto, aquí entran las famosas 4 fases lunares, luego, entonces; si el periodo está divido en dichas etapas, quiere decir que aproximadamente cada 7 días cambia de estado y tiene como resultado un comportamiento completamente diferente dando la apariencia de ser una persona totalmente distinta.
Biológicamente nuestro cuerpo posee un 75% de agua, misma que reacciona molecularmente, agrupándose en determinados patrones de acuerdo los estímulos vibracionales extrínsecos, que van desde las ondas sonoras (palabras) emociones, pensamientos y hasta eventos astronómicos, claramente ejemplificado, con la marea que se ve afectada con la energía de la luna.
La luna tiene un efecto muy fuerte en nuestras aguas y simbólicamente las aguas representan nuestras emociones y nuestros sentimientos. De manera que cada una de las fases de la luna representa un modelo o una forma de expresión femenina diferente, que va desde la niña interior, la mujer en su etapa sexual reproductiva, la madre protectora, hasta la anciana o la mujer que ya ha experimentado.
Las grandes sabias, mujeres de poder de la antigüedad , conocían todas esas facetas y sabían sacarles el mayor provecho a cada etapa. Utilizaban la capacidad creadora para programar proyectos, como si fuesen hijos energéticos cada ciclo completo de 28 días (que coincide con el lunar de 29.5 días) lo veían nacer, crecer y morir, haciéndolo de nuevo en la siguiente luna y así hasta completar las 13 lunas del año.
Es importante que identifiques estas fases, para estar en mejor sintonía. El propósito de todo esto es que aprendamos a escucharnos y entendernos, para conectarnos con la naturaleza y que nuestros periodos se conviertan en algo positivo y reconectar con nuestra fuerza de mujer, de equilibrio y transformación.
Ama todos tus días incluyendo los rojos aprende a saber soltar, renovarte y crear, conectándote con tus lunas y fluyendo con los ciclos naturales de la vida.
Fuente: Karla Labrada
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